(Preslava Boneva, The Objective, 05/04/25) – Este 2025, al cumplirse un siglo de La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela de José Ortega y Gasset, el catedrático de periodismo en la Universidad CEU San Pablo y director del Centro de Estudios Orteguianos, Ignacio Blanco y el catedrático de estética y filosofía en la Universidad de Salamanca y coordinador del centenario, Domingo Hernández, han presentado, el 2 de abril, en la Fundación Ortega-Marañón de Madrid (FOM), una programación que no solo conmemora, sino que trae al presente las ideas de Ortega con una vitalidad renovada.
La extensión del ámbito plástico y literario al musical —la primera página del libro se inicia precisamente con una referencia a «Musicalia» (artículo que se recoge en el tomo III de El Espectador) — y al teatral (en 1925 aparece en El Espectador, IV, el artículo de 1918 «Elogio del murciélago»)— subraya la vocación totalizadora del pensamiento de Ortega. Su mirada no se limitaba a una sola disciplina, sino que abarcaba el conjunto del fenómeno artístico de su tiempo. Es lo que se pretende hacer en este centenario. «Queremos abarcar todas las disciplinas posibles. No se trata de un centenario puramente académico: tiene música, danza, arte», señala Hernández.
En 1925, Ortega y Gasset publicó La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela, un ensayo que definió el arte nuevo como un ejercicio de distancia, un juego intelectual que se desprendía de las emociones humanas para buscar una esencia más pura y abstracta. Tal como escribe Ortega: «El arte nuevo tiene a la masa en contra suya, y la tendrá siempre. Es impopular por esencia: más aún, es antipopular. Una obra cualquiera por él engendrada produce en el público automáticamente un curioso efecto sociológico. Lo divide en dos porciones: una, mínima, formada por reducido número de personas que le son favorables; otra, mayoritaria, innumerable, que le es hostil. Actúa, pues, la obra de arte como un poder social que crea dos grupos antagónicos, que separa y selecciona en el montón informe de la muchedumbre dos castas diferentes de hombres».
La polémica generada por estas palabras y lo escrito en La deshumanización del arte fue intensa pero efímera. Durante cinco años, las críticas y los malentendidos dominaron la recepción de la obra: muchos artistas e intelectuales interpretaron que Ortega descalificaba el arte moderno, cuando en realidad intentaba describir un nuevo paradigma estético, no emitir un juicio moral. «Muchos creyeron que Ortega venía a despreciar la modernidad. En realidad, estaba describiendo un fenómeno, no lo estaba condenando», explica Hernández.
La incomprensión fue tal que Ortega, como ha señalado Hernández, nunca volvió a utilizar el concepto de «deshumanización», quizás consciente de que su formulación había sido interpretada de forma equívoca, o porque el arte vanguardista ya había evolucionado y no era tan «nuevo» en 1925 como podía parecer, sino parte de un proceso artístico en plena transformación. Hoy, un siglo después, el texto de Ortega sigue siendo una herramienta fundamental para reflexionar sobre la evolución del arte, los mecanismos de su recepción y el papel del espectador en su interpretación.
Arte, literatura, música y teatro
La celebración del centenario, enmarcada en el Proyecto Interdisciplinar de Innovación Tecnológica aplicada a la Investigación, Difusión y Transferencia del Legado de José Ortega y Gasset (2025-2027), financiado por la Comunidad de Madrid, se organiza en cuatro pilares —arte, literatura, música y teatro— y combina actividades que van más allá de lo académico tradicional. El programa abre con el curso «Ortega y el arte», del 30 de abril al 11 de junio, donde Félix de Azúa inaugurará con «El ojo que piensa», seguido por Domingo Hernández, que analizará la recepción de la obra, y Andreu Jaume, que pondrá a Ortega en diálogo con Velázquez y Goya, entre otros. Estas conferencias se impartirán tanto en Madrid, como en Barcelona.
El Seminario de Investigación de la Cátedra Internacional Ortega y Gasset de la UNED, con sesiones como «Idea del teatro» el 15 de mayo y el Simposio «Estética y deshumanización» en Salamanca el 23 de mayo, ofrecerán espacios de honda reflexión. El Congreso Internacional «La deshumanización del arte 100 años después», los días 12 y 13 de junio, reunirá a expertos para revisar la obra desde diversas perspectivas, cerrando con una conferencia-audición de «Musicalia» que unirá palabra y sonido. «Ortega comprendió como muy pocos la importancia de la música en los cambios estéticos de su época», señala Blanco.
En verano, del 23 al 25 de junio, un curso en Palma de Mallorca explorará la vigencia de estas ideas con artistas y pensadores. Tras todas estas actividades planeadas, se hace patente que el centenario ha sido diseñado para trascender la capital española y adquirir nivel nacional e internacional.
La vertiente divulgativa se construye como un puente hacia el público general. El 25 de abril, «Ortega y Ramón» examinará los lazos con Gómez de la Serna, mientras que los «Diálogos IPSE» en el Círculo de Bellas Artes, del 30 de octubre al 20 de noviembre, contarán con figuras como Ramón Andrés, Antonio Altarriba, Sergio García o José Ramón Fernández, culminando con una lectura dramatizada de El Público de Lorca. En Soria, el 28 y 29 de julio, «Leer La deshumanización del arte» invitará a una experiencia participativa, y el 25 de septiembre, «Ortega y el 27» en Málaga analizará su influencia en la Generación del 27.
Archivos personales
Las actividades artísticas dan cuerpo a las ideas de Ortega. El 11 de junio, «A la sombra de Diaghilev» explorará la danza. Conciertos como «Escuchar Musicalia» el 13 de junio, con Antonio Notario, y «Las músicas de Ortega» en otoño, con piezas de compositores que Ortega admiró, cerrarán un ciclo que une reflexión y creación.
Destaca también la exposición «1925-2025. Cien años de La deshumanización del arte», comisariada por Azucena López Cobo, que se podrá visitar de septiembre a diciembre en la Fundación Ortega-Marañón, mostrando documentos y obras que reflejan su diálogo con las vanguardias. Pocas veces se presenta la ocasión de sacar archivos tan personales de Ortega y exponerlas al público. Es una buena oportunidad para adentrarse en su obra de diferente perspectiva, según ha señalado Hernández.
Con la colaboración de instituciones como la Universidad de Salamanca, la UNED, el Círculo de Bellas Artes y la Fundación Ortega y Gasset Argentina, entre otras, este centenario trasciende fronteras, demostrando que las ideas de Ortega no son un eco lejano, sino una voz que aún resuena. Blanco y Hernández han diseñado una celebración que, como una partitura sin notas, permite a cada quien componer su propia melodía en este legado.